Una de las rutas que merece la pena recorrer, es el tramo que une el suroeste de Castilla con el noroeste de Extremadura, concretamente lo que hoy está señalizado como Cañada Real de Extremadura, que a su vez está asentada en una de las ramificaciones de la Vía Dalmacia. Esto hace que cada pocos Km. se perciban muestras del pasado, empezando por las paredes de piedra que separan los prados en las fincas y que en estos tiempos no se le da, apenas importancia. O los pasos en los cauces con pontones, para los caminantes, así como los restos de una antigua cantera donde se tallaron piedras de granito para los molinos, la cual se aprecian perfecta mente los restos de aquella actividad.
¡ Es uno de esos caminos donde se siente el pasado.!